26 de enero de 2014

LA CUNA DE UTICA: UTICA CRIB






    “Quien bien te quiere te hará llorar”. Esta frase ilustra muy bien algunos de los tratamientos usados en el S.XIX para, supuestamente, aliviar el padecimiento de los enfermos, aunque más bien pareciera lo contrario, sobre todo cuando nos referimos a enfermos mentales. En esta época se dieron bastantes avances en la psiquiatría, pero se seguía considerando al enfermo mental como un lunático, una  pobre criatura que debía ser apartar de la sociedad, sobre todo por el bien de ésta. En los asilos recibían tratamientos que en la actualidad consideraríamos crueles, sacados de la mente de un científico loco, pero que en su época no sólo parecían los más adecuados, sino los más humanitarios. Cuando los pacientes requerían ser calmados no se dudaba en utilizar aparatos que parecían más adecuados para torturar que para sosegar a la pobre víctima, pero todo se hacía para evitar que se lastimara, tanto a sí mismo como a los que le rodeaban. Uno de esos instrumentos era la “Cuna de Utica” (Utica Crib).

Dr. Amariah Brigham
   La “cuna” fue diseñada por un médico francés, el Dr. M.H. Aubanel, en 1945, pero no tardó en cruzar el océano, siendo empleada por primera vez en el New York State Lunatic Asylum, en Utica (por eso recibió el nombre de Cuna de Utica), institución dirigida por el Dr. Amariah Brigham, considerado en ocasiones el inventor de tal artefacto, pues realizó algunas modificaciones en el diseño original. Posteriormente su uso se extendió a otros hospitales mentales de Estados Unidos, como el Peoria State Hospital, un centro para “locos incurables”, que tenía nada más y nada menos que veintiséis "cunas".
    El diseño de la Cuna de Utica era sencillo y se asemejaba a su equivalente infantil, pues ambas tenían barrotes a los lados, sólo se distinguían en el tamaño, ya que ésta era para adultos, y en que la usada en Utica tenía una tapa, también con barrotes, además podía ser suspendida con cadenas para facilitar el balanceo. Cuando era preciso, pues en principio sólo se hacía dependiendo del estado de nerviosismo del paciente, esta tapa se cerraba, dejando tan sólo un espacio de unas 12 pulgadas (30’48 cm), puede que menos, entre el cuerpo del confinado y la parte superior, evitando así que pudiera moverse, pero también que pudiera abrirse desde el interior, por lo que se convertía en una auténtica jaula. Y sin embargo este instrumento, llamado a veces “cama cubierta” o “cama de protección”, era recomendado como un método eficaz, humanitario y útil para calmar a pacientes violentos, consiguiendo que tuvieran el descanso necesario para su recuperación, descanso que ellos mismos alteraban, asimismo la tapa evitaba que se cayeran de la cama...una bendición, vamos. El Dr. Lindsay del Murray Royal Institution en Perth, era un firme defensor de la Cuna de Utica, considerándola como “inestimable para prevenir lesiones”, y no dudó en escribir artículos recomendando su uso: “ (...) una tapa cubierta para  pacientes que podrían caer en caso de tener sólo barras laterales. El tipo de cama que más útil he encontrado, y me atrevo a recomendarla a la atención de la profesión médica en general (...)” (Edinburgh Medical Journal, 1878)1.


Utica State Hospital

    En el Minnesota Hospital for the Insane en St. Peter había cuatro “cunas”. A finales de 1860 las instalaciones fueron inspeccionadas por los miembros de la junta de administración del hospital. Uno de sus miembros era el Reverendo Aaron Kerr que, lejos de quejarse de que los pacientes fueran controlados con este tipo de aparatos, felicitó a los trabajadores del centro por su lealtad y atención hacia  los enfermos. Asimismo puso como ejemplo que la eficacia de esta cama el de una mujer nerviosa y violenta tanto con las enfermeras como con otras pacientes y que, sin embargo, tras pasar un tiempo en la cuna, se volvía calmada y dócil. Y es que, efectivamente, eso es lo que ocurría, los pacientes terminaban por calmarse, pero ¿cómo no dejar de luchar tras estar horas encerrado en un ataúd con barrotes? Los confinados no se podían mover con libertad, ni salir de allí hasta que otro lo decidiera por él. La cuna no era eficaz, tan sólo producía un agotamiento físico y mental que hacía que se creyera que la crisis, por decirlo de alguna forma, había pasado gracias a su uso.
Dr. William A. Hammond
    Pero no todos los médicos estaban a favor de la "cama cubierta", había muchas voces en contra de la utilización de este tipo elementos de restricción. Una de ellas era la del Dr. Hammond, que describió con detalle el diseño de la cuna y las contraindicaciones de su uso. El Dr. Hammond afirmó que las habitaciones acolchadas habían sido sustituidas por este tipo de camas, ya que parecían más efectivas para tranquilizar a los internos más violentos y, aunque al parecer, al ser encerrados por primera vez en ellas, se golpeaban una y otra vez contra los barrotes, al final terminaban por ceder y se convertían en personas sumamente manejables, siendo precisamente éste el principal argumento que se esgrimía una y otra vez a su favor. Se le acusó de estar en contra de este tipo de instituciones, pero él decía que no era así, sino que consideraba que el tema de los métodos de restricción debía ser investigado, y no le faltaba razón pues se sabía que se habían producido muertes por la utilización de estos métodos, incluyendo la Cuna de Utica. Y parece que lo consiguió, pues a finales del S.XIX (en concreto en la década de 1880) el Utica Asylum fue investigado por esta causa, pero al final los responsables fueron absueltos. Sin embargo no pasó mucho tiempo hasta que estos métodos fueron prohibidos (en concreto se menciona el 18 de enero de 1887 como la fecha en que se dejó de usar la "cama cubierta").

Peoria State Hospital
   El uso de la “cuna de Utica”, como suele suceder, se transformó en abuso, los pacientes podían pasar días encerrados allí.  Ya en el S. XX, el Peoria State Hospital (también llamado Bartonville State Hospital), clausurado en 1973, tenía una de estas “camas de protección” expuesta en el vestíbulo, con un letrero que ponía: “Cuna de Utica, una vez considerada como un triunfo en los cuidados humanos de los enfermos mentales. Una mujer fue confinada a esta cuna durante cuarenta años en una institución de Illinois. Veintiséis de estas abominaciones fueron usadas en Illinois State Hospital. Este tipo de restricciones fueron prohibidas en 1905”2 (fue el propio director del centro el que prohibió la utilización de estas medidas en el mismo). ¿Cuarenta años encerrada ahí? Casi imposible de imaginar tal sufrimiento sólo por estar enferma. En los archivos del ya mencionado Minnesota Hospital for the Insane, aparece el caso de una mujer llamada Sarah que fue confinada por primera vez a una de estas cunas cuando contaba con 37 años, en 1867. Su error había sido intentar escapar, así que merecía un correctivo. En un principio sólo habían usado con ella muñequeras para controlarla, pero a partir de 1872 pasó cada vez más tiempo en la cuna. Las consecuencias fueron graves. Hacia 1873 se movía arrastrándose sobre sus nalgas, manteniendo las rodillas flexionadas hasta el mentón. En 1876 una anotación en su historial decía: “No puede caminar, pero está mucho más tranquila”. Al final de eso es de lo que se trataba, no de darles una vida mejor, ni de que estuviesen bien atendidos, sino de que la “paz” llegara por fin a su ser, aun a costa de la poca cordura que les quedara.



1. La traducción de los textos está hecha por mí y no son literales (están escritos en el lenguaje rebuscado del S.XIX), por eso he decidido añadir el original.
    “In the Edimburgh Medical Journal of February, 1878, Dr. Lindsay, M.D., R.S.E., and physician to the Murray royal institution at Perth, published another article commending de covered beds in the highest terms as invaluable for preventing injuries- adding, however, “a lid in the case of patients who would scramble out of bed with sides merely. The kind of bed that I have found most useful is the following, and I venture to recommend some such bed to the attention of the medical profession generally because I am satisfied it is very much wanted in all departments of medical, surgical and obstretic practice”  http://inmatesofwillard.com/

2. "Utica Crib, once hailed as a triumph of the humane care of the mentally ill, a woman was confined to this crib for fourteen years in an Illinois institution. Twenty-six of these abominations were used in Illinois state hospitals. This kind of restraint was banned in 1905.”      


Fuentes:

- Susan J. Hubert: “Question of power: The politics of women’s madness narrative”, University of Delaware Press, 2002.

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